
LA DESIGUALDAD DEL INGRESO, problema global.
Por: Carlos Goedder
Miembro de Cedice Libertad
“En gran medida, para explicar la creciente desigualdad necesitamos explicar por qué el retorno económico de la educación y del desarrollo de habilidades en general ha continuado incrementándose”. Ben Bernanke, 06/feb/2007
Lejos de ser un problema limitado a las sociedades pobres, la dispar distribución del ingreso es un problema global y que se ha venido acelerando en los últimos 30 años. El presidente del banco central en la nación más próspera, EUA, ha abordado el problema en una conferencia reciente: El nivel y distribución del bienestar económico, disponible en www.federalreserve.gov . Es un buen punto de partida para apoyar estadísticamente la percepción de desigualdad. Y, mejor aún, es un buen resumen de las investigaciones económicas hechas sobre el por qué del problema.
Preocuparse por temas sociales en EUA parece paradójico cuando se considera lo bien que les ha ido. La sociedad estadounidense como un todo se ha beneficiado de una actitud social favorable a la economía de mercado: el poder adquisitivo de los trabajadores urbanos se ha triplicado entre 1947 y 2006. El problema es cuándo se considera que ese “progreso” se reparte más hacia algunos ciudadanos y, peor aún, que algunos salen perjudicados.
¿Cuál es el “encanto ético” del modelo estadounidense? La desigualdad es un riesgo de dejar al mercado funcionar, pero es tolerado porque “EUA se define a sí misma mediante un sueño colectivo: el sueño de oportunidad y movilidad ascendente. Su lema de mayor orgullo es que ofrece una oportunidad de buena vida a todo el que esté dispuesto a trabajar duro y hacerlo dentro de las reglas”. Esto lo sintetiza muy bien The Economist en su edición del 17 de junio de 2006. Bernanke lo expresa en estos términos:
“Así estos son los principios que son ampliamente aceptados en nuestra sociedad: que la oportunidad de mejorar económicamente debe estar ampliamente distribuida y con la mayor equidad posible; que los resultados económicos pueden ser distintos pero deben estar vinculados a la contribución que cada persona hace a la economía; y que la gente debe recibir algún tipo de protección contra los resultados económicos más adversos, especialmente cuando provienen de eventos ajenos al control personal”.
El problema es que diversas medidas apuntan a un crecimiento alarmante de desigualdad. Las mediciones para sustentar el tema suelen tener este trasfondo estadístico: se organiza el conjunto de trabajadores de mayor a menor ingreso. Así la población puede separarse en “percentiles”. Otro concepto importante es la “mediana” de ingreso. Este es el ingreso del trabajador que está exactamente en el medio, tras organizar los salarios en forma decreciente.
Con esta metodología, se encuentra que:
· En 1979, el 20% con mayores ingresos se quedaba con el 42% del ingreso total de la economía; el 20% más pobre (el quintil más pobre), se apropiaba de 7%. En 2006, el 20% más rico se queda con 50% del ingreso nacional, mientras el quintil más pobre se apropia del 5%.
· El trabajador que está en la “mediana” ha incrementado su poder adquisitivo en 11,5% desde 1979. En el 10% con mayor ingreso -el primer “decil”-, el incremento ha sido de 34% y en el decil más pobre la mejora ha sido de 4%. – Una lectura consoladora es que al menos todos han mejorado...
¿Qué explica esta “brecha creciente”?
Varios discursos tienden a responsabilizar a la globalización. Las empresas que contratan trabajadores en el exterior y la inmigración de trabajadores dispuestos a cobrar menos es una preocupación para los obreros estadounidenses. La evidencia da algún sustento al argumento, pero el efecto es despreciable. Analizando varias localidades estadounidenses, el incremento de 10% en la población inmigrante trabajadora reduce el salario medio de los obreros autóctonos menos especializados en apenas 1%. Aún a escala nacional estadounidense, el efecto es de una caída de entre 3% y 5% en este salario.
Otras críticas apuntan a la injusticia en las corporaciones, donde los ejecutivos se llevan salarios desmesurados. En The Economist del 20 de enero de 2007, se señalaba que hace 20 años, en media, el salario de un ejecutivo estadounidense era 40 veces el de un empleado medio en la organización. Hoy día un ejecutivo se suele llevar 110 USD por cada 1 USD que gana el “trabajador promedio”. Si bien hay sustento para denunciar el “mal gobierno corporativo” en varias compañías grandes, la mayor ganancia de estos ejecutivos puede tener relación con su mayor capacidad para beneficiarse de la globalización y el cambio tecnológico. Estas fuerzas tienden a incrementar la productividad de quienes tienen mayor educación y habilidades.
Un buen ejemplo lo pone el propio Bernanke. El jugador mejor pagado en las grandes ligas de 1986, Jim Rice, ganaba por temporada el equivalente a 3 USD MM hoy día; por contraste, el jugador mejor pagado en 2004, Manny Ramírez, ganaría 22,5 USD MM. El argumento del “cambio tecnológico sesgado favorablemente hacia los más capacitados” sugeriría que la industria global de telecomunicaciones actual – incluyendo internet – genera mejores ganancias para un jugador de béisbol. Las “estrellas” también se beneficiarían mejor de las mejores técnicas médicas y de entrenamiento actuales.
Bernanke apunta a la educación como factor clave, entendiéndola en el sentido amplio de formación académica y extra-curricular. En 1979, el salario de los que quedaban sin culminar el bachillerato era superado en 19% por los que sí tenían educación secundaria completa y en 38% por la remuneración de los titulados universitarios. La diferencia se agudiza en 2006: los bachilleres ganarían 42% más que el trabajador sin estudios secundarios completos, a quien los titulados universitarios superarían aún más: 75% (todas estas mediciones se hacen calculando la mediana de salario por grupo).
La frase de cierre del discurso es elocuente: “Incrementando la oportunidad y las capacidades, ayudamos a los individuos y a las familias, mientras fortalecemos la economía nacional al mismo tiempo”.
La opinión del autor es independiente.
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