
EL 50 ANIVERSARIO DE UN BANCO CENTRAL MODELO
Por: Carlos Goedder
A D. Gustavo Dudamel y la Orquesta Simón Bolívar, por su Quinta de Mahler.
La reciente turbulencia en los mercados financieros mundiales, cuyo epicentro es el mercado hipotecario estadounidense, ha generado la intervención de los bancos centrales en los principales países desarrollados.
El origen del problema han sido los préstamos hipotecarios para clientes de baja solvencia crediticia – créditos denominados, “sub-prime loans”-. En un mercado inmobiliario con precios crecientes, con intereses bajos y con buenas perspectivas para la economía estadounidense, resultó tentador entrar en estas operaciones, especialmente por la garantía hipotecaria. Lamentablemente, la capacidad de pago de los deudores se evaluó desacertadamente.
La reciente turbulencia en los mercados financieros mundiales, cuyo epicentro es el mercado hipotecario estadounidense, ha generado la intervención de los bancos centrales en los principales países desarrollados.
El origen del problema han sido los préstamos hipotecarios para clientes de baja solvencia crediticia – créditos denominados, “sub-prime loans”-. En un mercado inmobiliario con precios crecientes, con intereses bajos y con buenas perspectivas para la economía estadounidense, resultó tentador entrar en estas operaciones, especialmente por la garantía hipotecaria. Lamentablemente, la capacidad de pago de los deudores se evaluó desacertadamente.
El impulso a tal negocio provino de instrumentos financieros capaces de transformar los créditos en bonos negociables. De esta manera, las empresas que originaban los créditos, especialmente los bancos, podían sacárselos del balance con velocidad, vendiéndolos a otra sociedad financiera independiente, denominada “sociedad de propósito específico” (SPE o SPV); tal sociedad revende los créditos como bonos, cuyo rendimiento periódico o cupón proviene precisamente de las cuotas pagadas por los deudores hipotecarios. En caso de atraso, los acreedores (tenedores de los bonos) pueden ejecutar la garantía hipotecaria. Los bonos que genera este tipo de estructura de titularización se clasifican como Instrumentos con Garantía Hipotecaria o Mortgage Backed Securities (MBS’s).
Los MBS’s tienen, además del riesgo de retraso en los pagos, que es un riesgo de crédito, otro riesgo que va en dirección contraria: el riesgo de pago anticipado. En tal situación, el deudor hipotecario paga su deuda antes de lo previsto; tal prepayment risk también puede traerle dolores de cabeza al tenedor del bono, porque este ya tiene presupuestado un calendario de entradas y salidas futuras de dinero. De allí que se hayan emitido otros instrumentos denominados CMOs o Collateralized Mortgage Obligations. Estos nuevos instrumentos representan porciones o tranches de los MBS’s originales.
En suma, se ha facilitado con la “ingeniería financiera” que los préstamos hipotecarios pasen de unas manos a otras, lo cual siempre da espacio a que bancos originarios de los préstamos hipotecarios sean menos cuidadosos al prestar dinero – el riesgo irá a parar a otras manos.
Uniendo estas innovaciones financieras a la globalización de los mercados, se ha tenido servida la más reciente crisis financiera mundial, al menos la más severa desde 1998, cuando colapsó el fondo Long-Term Capital Management. Las hipotecas de alto riesgo generadas en EUA se han transformado en instrumentos financieros poseídos por inversores europeos y asiáticos. Unos créditos hipotecarios otorgados cada vez más imprudentemente y la escasa liquidez de los CDOs han provocado que varios bancos y fondos de inversión estén con problemas de caja. Siguiendo al Financial Times del 10 de agosto (artículo US niggle became global problem, por R. Beales), se tiene que “todo esto ha levantado dudas respecto a si los hedge funds [instituciones de inversión libre], bancos de inversión y hasta fondos de pensión y aseguradoras conocían el valor de sus tenencias de créditos estructurados”. La desconfianza, en un ambiente en que ya las tasas de interés tienen un par de años subiendo, ha provocado que los bancos centrales salgan a inyectar dinero a los bancos mundiales para evitar la crisis global de liquidez. Durante el día 10 de agosto, por ejemplo, el Banco Central de EUA, “Fed”, aportó 38.000 millones de USD al mercado (c.f. Fed pumps $38bn into markets, por K. Guha, en FT.com).
En tal situación, conviene recordar esto que señala Ángel Ubide en su artículo Pánico (diario español El País del 12 de agosto): “Los bancos centrales se enfrentan a la difícil tarea de estabilizar el sistema sin generar ‘riesgo moral’, es decir, evitar rescatar a los inversores que arriesgaron demasiado o tomaron decisiones equivocadas. Ahí radica el arte de ser banquero central”.
Para esta hora, un buen referente de calidad en gestión de política monetaria es el Banco Central Alemán Bundesbank. Esta institución se torna quincuagenaria en 2007. Si bien desde 1999 se ha afiliado al Sistema Euro y ha cedido la directriz de política monetaria alemana al Banco Central Europeo, su legado de gestión ha sido esencial para mantener baja la inflación en la Zona Euro. Desde su fundación en 1957 – y ya desde su antecesor institucional de 1948, el Bank Deutscher Länder – el banco central alemán se planteó como meta salvaguardar el valor del dinero que poseen los ciudadanos y tal misión fue entendida como vigilancia de la estabilidad en los precios. Tal objetivo se ha conseguido mediante unos principios o ethos: seguimiento cuidadoso de los agregados monetarios (“análisis monetario”); independencia política “comparable a la de la Corte Constitucional Federal [Corte Suprema alemana]” y estructura descentralizada. ¿El resultado? Inflación anual media de 2,8% entre 1948 y 1998 en Alemania, cuyo marco fue la segunda moneda de reserva mundial hasta la llegada del Euro.
La política conservadora del Bundesbank le ha ganado críticas. La institución se defiende señalando que el bajo crecimiento y desempleo que ha llegado a tener Alemania (respectivamente 1,5% anual y 9,3% anual en media, entre 1994 y 2005, según The Economist ) se debe más bien a “cuellos de botella” en el sector productivo.
Esta frase, disponible en
“La experiencia ha demostrado que la inflación conduce a distorsiones de precios, como resultado de las cuales el bienestar puede ser reducido y los contrastes sociales exacerbados. Los ahorristas enfrentan la devaluación de sus activos financieros, y aquellos que reciben un salario fijo, como son los pensionistas de la seguridad social, son colocados en desventaja, porque se les reajusta con atraso. El compromiso del Bundesbank con la moneda estable, por tanto, sirve al bienestar general”.
La opinión del autor es independiente.
www.cedice.org.ve.
carlosurgente@yahoo.es
Publicado Diario 2001 20/08/07
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