
Gracias a su inventiva prodigiosa y a sus sutiles artes de contadora de cuentos, Sherezade salva su cabeza de la cimitarra del verdugo. Arreglándoselas cada noche para tener a su esposo y señor, el rey Sahrigar, fascinado por sus historias, e interrumpiendo su relato cada amanecer en un momento particularmente hechicero de la intriga, durante mil y una noches…. Leer Articulo completo
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