septiembre 28, 2006

Nicomedes Zuloaga: legado

Leonor Filardo


En lo personal, Nico practicaba la ética aristotélica cuyos principios se originan en la naturaleza humana. Para él, la virtud moral es alcanzar el óptimo de la excelencia en todos los actos de la vida humana. Amante de la libertad, creyente en las instituciones morales que fundamentan la sociedad, partía de la más preciada: la familia. Esta es el núcleo a partir del cual la sociedad crece y se fortalece, porque los padres trasmiten a sus hijos los principios de la excelencia: el amor y respeto por la propia familia, por el conocimiento, la responsabilidad individual, el honor, el coraje, la justicia, el sentido de la amistad y la búsqueda de la verdad.
Fue excelso esposo, padre, abuelo, bisabuelo, amigo fraternal, padre intelectual de las generaciones más jóvenes, y un ser humano extremadamente generoso. Su esposa, muestra ejemplar de liderazgo y fortaleza espiritual, con su amor y ternura lo mantuvo erguido hasta las últimas horas de su vida.

Deseaba fervientemente que todos viviéramos de acuerdo con sus preceptos, y le angustiaba sentir que no lograba trasmitirlos. En nuestras tertulias, decía, refiriéndose a nuestros hijos: ustedes tienen que entender que les podemos dar nuestro amor, pero no nuestros pensamientos, porque ellos tienen sus propios pensamientos y eso es parte de la libertad. Uno transmite los valores, pero ellos toman su propio camino.
Transcendió las ideas de su tiempo. Abogado, miembro de la Sociedad Mont Pelerin, promotora de la libertad, amigo personal de varios Nóbel de economía, y estudioso incansable, lo cual le permitió una formación integral para conformar esos principios morales universales. En 1960, cuando se inicia como ensayista, encontra los mismos tropiezos que Frederick Hayek cuando éste publica Camino a la Servidumbre (1946). Hayek pudo ver lo perverso de las consecuencias de un sistema político y económico comunista, fascista, nazista o socialista. Al caer la Unión Soviética y comprobarse la validez de sus argumentos, se le concede el premio Nóbel de economía. Nico, al igual que Hayek, por más de 40 años, hace advertencias similares. Deja un legado: los preceptos morales de una sociedad libre:
En lo político, creía: en una democracia limitada, representativa, regida por una constitución que complemente la regla de la mayoría para proteger los derechos y libertades de las minorías; limitación de los diversos poderes y control del funcionamiento formal del Gobierno; independencia del Poder Judicial; igualdad ante la Ley, del Gobierno y de los ciudadanos; limitación del poder coactivo del Estado sobre los individuos, obligación de defender el derecho a la vida, la propiedad privada y las libertades individuales, para poder vivir en armonía y paz.

En una de sus publicaciones sobre el Poder Ilegitimo, decía: “Estamos acostumbrados a aceptar sin más análisis que el poder es legítimo cuando proviene del pueblo y que por lo tanto el ejercicio del sufragio legítima el poder sin analizar si el uso de ese mecanismo mayoritario ha servido para establecer regímenes despóticos que hacen uso ilegítimo del poder. En Venezuela, en todos los años de la llamada democracia, el poder se ha ejercido sin freno constitucional, lo cual convierte a los gobiernos en ilegítimos, a pesar de los continuos procesos de votación”.

En lo jurídico, delinea las pautas a seguir en la separación de poderes, la administración de justicia, el mecanismo uninominal para elegir los miembros del Parlamento, lo que deben ser las garantías constitucionales, y en el ámbito del derecho privado, las condiciones para vivir en armonía y paz.
En lo económico, dice: “La libertad es un principio moral propio de la naturaleza humana, la cual en un entorno de libre mercado donde el estado protege la propiedad privada, permite que cada quien utilice el fruto de su trabajo según su conveniencia, haciendo así posible el intercambio voluntario de bienes y la aparición del mercado”. Considera la economía de mercado como el mejor sistema porque es el que beneficia a la mayoría de la población: con libertad de comercio, movilidad de capitales, mantenimiento de un sistema monetario rígido que impida su manipulación inflacionaria, limitación de gravámenes excesivos y regulaciones. Sus principios son un legado universal. Los líderes políticos y los venezolanos, deberíamos tomar como ideal de lucha los preceptos morales descritos para poder vivir en armonía y paz. Sus discípulos encausaremos esta lucha.

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