![](http://photos1.blogger.com/blogger/5351/3491/320/FOTO%20EME.0.jpg)
CARTA A MARÍA DENISSE
Emeterio Gómez
Como su carta fue pública, señora, permítame el abuso de responderle públicamente. Abuso, digo, porque la suya fue cortica –Carta al Editor, en El Universal del domingo pasado– y esta mía es bastante más larga.
Gracias, antes que nada, por esas palabras iniciales: “Creo que pocas veces me ha impactado tanto un artículo como la Carta a Laureano de Emeterio Gómez, el 13 de agosto”. Para alguien que va a cumplir 42 años de humilde docencia y para quien si algo hay de valioso en la vida es poder interactuar con los demás, esas dos líneas son de verdad hermosas.
En relación al joven mencionado en mi artículo, el que soportó las 600 manos alzadas aprobando la candidatura de Satanás con tal de derrotar a Chávez, estoy de acuerdo con usted María Denisse: él, y todos los que comparten sus valores, son sin duda una esperanza. Es la moral cristiana y la profunda espiritualidad del Cristianismo es uno de los soportes básicos frente a la barbarie.
¡¡Pero!!... antes de aceptar algunas verdades, hay que reflexionar acerca de cómo asume el Catolicismo la moral. Ese día que apareció su carta, un buen amigo –Abdón Vivas Terán– nos hizo el mismo reclamo: “Me traumatiza, Emeterio, esa insistencia tuya en que los principios morales no son absolutos, que podemos relativizarlos, ¡adaptarlos a las circunstancias! Soy hondamente cristiano y mi religión me inculcó que si los relativizamos terminaremos aceptando cualquier inmoralidad. Aunque debo confesar que me has puesto a dudar, y no sé que haría con mis valores, si me toca vivir esa situación que sueles plantear: ¡torturar –o no– a un terrorista iraquí para averiguar en que cuál metro de Madrid estallará la próxima bomba!”.
Pronto le escribiré a Abdón, señora, pero ahora, vayamos a lo nuestro. Para empezar, debo señalar que hay una contradicción flagrante entre dos principios que el Cristianismo enseña y que Ud. menciona: 1) Que el fin no justifica los medios. Y 2) que hay que escoger siempre el mal menor. ¡¡Lo que nadie nos enseñó es que escoger el mal menor implica aceptar que a veces “El fin justifica los medios”!! Si de que yo acepte torturar depende que se salven 200 vidas –incluidos 100 niñitos de un plan vacacional que estarían ese día aciago en el metro– ¿qué me recomienda usted hacer? ¿Cree o no que ese fin justifica esos medios? ¿Dejaría usted morir a las 200 personas, incluidos los 100 chamitos, con tal de no relativizar sus valores?
Usted dice, aludiendo a los candidatos que “basta de conformarnos con el menos malo”, y que hemos de “trabajar por conseguir un líder preparado, integro a carta cabal” ¡y hasta “con un Proyecto de País”! Si conseguimos una maravilla así, María Denisse, ¿qué opositor tendrá la menor duda moral acerca de cómo votar? Pero ¿que haría usted si tiene que escoger entre dos opciones: Chávez y un populista extremo, íntegro a carta cabal, pero ¡no excesivamente preparado! inteligente y con unas voluntades bien puestas ¡pero sin un Proyecto de País! y capaz de imponernos una buena dosis de clientelismo? ¿Tendría usted dudas acerca de cuál es el mal menor?
¿Qué escogería usted, entre: a) Venderle su alma al diablo. O, b) 47 años de gobierno chavista, como Fidel Castro; destrucción radical de nuestra sociedad, degradación moral de todos los venezolanos, revolucionarios o no; ¡¡regreso al trueque!! condena de nuestras hijas a la prostitución y reclutamiento de los hijos para ir a morir defendiendo a Norcorea, Irán o Siria; humillación grotesca, con procacidades inimaginables, cada martes en la tarde, para todos los alcaldes que se opongan a Barreto y para todo ser humano que se atreva a pensar distinto de Chávez, etc.
Posdata: Perdóneme, María Denisse, daría lo que sea por no ofenderla, pero tal vez ocurra que quienes en esta disyuntiva se nieguen a venderle el alma al diablo, quienes no acepten éste como el “mal menor”, es porque quizás no tengan plena conciencia de lo que es el Comunismo. Cualquier pecado es preferible a lo que nos espera si nos dejamos derrotar ¡¡créamelo, por favor!! emeteriog@cantv.net
1 comentario:
Después de leer esta respuesta de Emeterio Gómez, siento inquietud por darme a mí una respuesta. Pero como el tema tiene que ver con el aspecto religioso, no creo que deba perderse de vista que "religión" entraña "relación con Dios". Esto es lo que tal vez, no entendamos mucho los que no nos entregamos a esta relación, necesariamente entrañable, pero exigente y muchísimas veces, dura.
Ciertamente, para los cristianos debe ser motivo de reflexión, la inmolación de Cristo. Nuestra fe no es nada sin la cruz. No se trata de autoestima ni de subestimarnos. No se trata de vivir el aquí y el ahora ni el presente ni el futuro....el amor a Dios no se basa en un tratado de razones, sino de una "vida de virtudes heróicamente vividas" (escuché una vez).
Es necesaria la virtud porque Dios es el puro el bueno y el bello.
La finalidad de la manifestación de Dios a los hombres, es la unión con El.
Si Dios no se perdonó a sí mismo y se inmoló para hacer posible este último objetivo, nosotros, no podemos esperar muchas razones de nuestra relación con El.
Es Jesucristo el que nos exige entregar el manto a quién pretenda robárnoslo. Poner la otra mejilla a quien nos abofetee....es decir, tenemos que vivir el dolor y esto es ineludible. En cualquier momento, llegará como le llega a todo ser vivo y tendremos que entregarnos en amor. No existe otra posibilidad. No es que busquemos el dolor, no se trata de una neurosis, es que ciertamente, éste llegará y habrá que vivirlo en Cristo.
Si la fe no es un acto racional tampoco lo es irracional.
Por favor, no mezclen las diatrivas políticas y sociales, con el amor a Dios.
Si se nos planteara entregar el alma al demonio para salvar a la humanidad, no sería un planteamiento humano....porque, ¿Quién podría ponernos en tal encrucijada? Esto es lo que hacen los criminales de guerra y los hombres tiranos que justifican sus actos por un seudoamor al pueblo.
En este caso señor Emeterio Gómez, tendríamos que pedir que nos muestren la moneda para saber que hay que dar al César y qué a Dios.
Si somos hombres y mujeres enamorados de Dios, sabremos contemplarle en el silencio y el vacío. El amor es así
Publicar un comentario